La Cartita Perdida de la Abuelita Sissi

Había una vez, en una época en que las personas aún escribían cartas, una abuelita muy cariñosa llamada abuelita Sissi.

CORTO

La Cartita Perdida de la Abuelita Sissi

Historia infantil para leer antes de dormir

Había una vez, en una época en que las personas aún escribían cartas, una abuelita muy cariñosa llamada abuelita Sissi. A ella le encantaba escribir notitas con palabras llenas de amor.

Un día, decidió enviar una cartita especial para su nieta Maria Helena, que vivía en la ciudad de Florianópolis.

La cartita fue puesta en el correo y pronto cayó en la bolsa de un cartero muy feliz. A él le encantaba caminar silbando por las calles de la ciudad. Pero, distraído por los pajaritos, no se dio cuenta cuando una pequeña cartita se deslizó de su bolsa y cayó en la acera.

Sola, la cartita se asustó. No sabía cómo llegar a su destino y temía perderse para siempre. Triste y confundida, comenzó a llorar… ¡y lloró tanto que formó un río de lágrimas!

Entonces apareció un curioso hornero, que se posó justo al lado de la cartita.

— ¿Por qué lloras, cartita? — le preguntó.

— Me caí de la bolsa del cartero y ahora no sé cómo encontrar mi casa — respondió la cartita con voz temblorosa.

— ¡Tal vez pueda leer tu dirección!

Pero al mirar, se quedó apenado.

— Vaya… todavía no sé leer…

La cartita lloró un poquito más, pero el pajarito no se rindió:

— ¡Espera aquí! Voy a llamar a mi amigo el ratoncito. Él es muy listo.

Poco después volvió con un ratoncito simpático, que se frotó los ojos y dijo:

— ¡Ay, olvidé mis lentes! No puedo leer nada.

La esperanza volvió cuando el hornero tuvo una idea:

— ¡Calma! Vamos a llamar a Jojo-anita. ¡Ella ve muy bien!

En minutos, Jojo-anita llegó con sus lentes de lunares y leyó en voz alta:

— ¡Maria Helena, Florianópolis!

La cartita sonrió aliviada.

— ¿Está muy lejos?

— No tanto — respondió el hornero —. ¡Puedo llevarte de paseo!

Y allá fueron ellos, volando sobre techos, árboles y nubes, hasta que encontraron al cartero. Él estaba preocupado al ver que su bolsa tenía un agujero.

El hornero se posó en su hombro y dijo:

— Señor cartero, creo que esto se le cayó.

El cartero se alivió, agradeció con una gran sonrisa y fue directo a la casa de Maria Helena.

Cuando tocó la puerta, ella misma la abrió, con los ojos brillando de alegría.

La cartita decía:

"¡Hola, mi amor!

Te escribo para decirte que pronto estaré ahí para celebrar tu cumpleaños.

Besitos de la abuelita Sissi."

💌 Y así, la cartita encontró su camino — con la ayuda de nuevos amigos y mucho cariño en el camino.

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