Frozen – El Secreto de la Estrella Fugaz
En una noche muy tranquila, en el reino de Arendelle, la pequeña princesa Anna no podía dormir. Se movía en la cama, miraba por la ventana y suspiraba bajito.
CORTO


Frozen – El Secreto de la Estrella Fugaz
Historia infantil para leer a la hora de dormir
En una noche muy tranquila, en el reino de Arendelle, la pequeña princesa Anna no podía dormir. Se movía en la cama, miraba por la ventana y suspiraba bajito.
Elsa entró al cuarto con pasos suaves y preguntó:
— ¿Todo está bien, Anna?
— Solo quería algo mágico para soñar… — respondió Anna, bostezando.
Elsa sonrió y la invitó a salir al jardín, donde el cielo estaba lleno de estrellas brillantes. Las dos se acostaron sobre la hierba y miraron hacia arriba.
De repente, una estrella fugaz cruzó el cielo.
— ¡Pide un deseo! — susurró Elsa.
Anna cerró los ojos con fuerza e hizo un deseo secreto. Cuando los abrió, vio que la estrella había dejado caer algo muy pequeño en la tierra: una semillita brillante.
Con su toque de hielo, Elsa plantó la semilla, y de ella nació una flor de luz, que se abrió despacito y soltó una brisa cálida y mágica.
— Esta flor es solo para ti, Anna — dijo Elsa. — Guarda tu deseo y cuidará de tus sueños.
De vuelta en el cuarto, Anna puso la florecita mágica junto a la cama. Pronto, sus ojos se hicieron pesados, y un sueño dulce llegó, trayendo aventuras en reinos encantados, vuelos entre las nubes y castillos hechos de estrellas.
Y esa noche, el reino durmió en paz.
Buenas noches, estrella brillante. Que tus sueños sean suaves como el viento y dulces como el cariño de quienes te aman.
Fin.
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