El Niño Travieso
Había una vez un niño muy diferente a los demás. Usaba una olla en la cabeza, tenía ojos brillantes y siempre estaba haciendo mil y una travesuras.
CLÁSICOS


El Niño Travieso
Historia infantil para leer antes de dormir
Había una vez un niño muy diferente a los demás. Usaba una olla en la cabeza, tenía ojos brillantes y siempre estaba haciendo mil y una travesuras. Por eso, todos lo llamaban Niño Travieso.
Era alegre, listo y lleno de ideas. Jugaba a ser astronauta en el patio, hacía castillos de jabón en la bañera y, una vez, intentó hacer una cometa que volara con burbujas de refresco. (¡No funcionó… pero fue muy divertido!)
Al Travieso le encantaba reír. Reía tanto que a veces hasta se caía al suelo de tanto carcajearse. También era muy amigo — siempre compartía su merienda, sus lápices de colores y hasta los mejores pedazos del pastel de chocolate de la abuela.
Pero lo que nadie sabía era que, por la noche, antes de dormir, el Niño Travieso se quedaba bien calladito, mirando las estrellas por la ventana. Soñaba con mundos mágicos, donde los juguetes hablaban y las nubes eran de algodón de azúcar.
Una vez tuvo una idea tan loca que casi voló de verdad. Tomó paraguas, los ató a globos, subió al muro y gritó:
— ¡Allá voy al espacio!
Terminó en la copa del árbol de mango… ¡y se llevó un gran susto! Pero después de la caída, todo lo que dijo fue:
— ¡Guau! ¡Casi lo logro!
A pesar de tanto desorden, el Niño Travieso tenía un corazón enorme. Cuando su amiga estaba triste porque perdió su pececito, le escribió una notita y le hizo un mini acuario de papel para animarla. ¡Y funcionó!
Con el tiempo, el Niño Travieso fue creciendo. Siguió riendo, jugando y soñando, pero también empezó a gustarle escuchar cuentos, dibujar junto a la cama y ayudar a mamá en la cocina — ¡aunque todavía usaba la olla en la cabeza!
Porque, en el fondo, lo que lo hacía tan especial no eran solo las travesuras… era su imaginación sin fin, su forma de repartir alegría y su deseo de hacer del mundo un lugar más divertido.
Y aunque creció, el Niño Travieso nunca dejó de soñar, de sonreír y de ser… un poquito travieso.
Y vivieron todos felices, con muchas historias, ollas divertidas y sueños increíbles para soñar.
🌙 ¿Te gustó la historia? Sigue disfrutando otras aventuras encantadoras aquí en el blog. Leer antes de dormir hace que la imaginación vuele aún más alto. ¡Buenas noches y hasta la próxima historia!