El Gato con Botas

Había una vez, en un pueblito rodeado de campos verdes, un joven amable llamado Pedro y su gato rayado y muy listo.

CLÁSICOS

El Gato con Botas

Historia infantil para leer antes de dormir

Había una vez, en un pueblito rodeado de campos verdes, un joven amable llamado Pedro y su gato rayado y muy listo.

— ¿Solo un gato? ¿Cómo voy a cuidar de nuestra casa?

Pero el gato, que no era común, habló de repente (¡sí, hablaba!):

— No te preocupes, Pedro. Dame un par de botas y una bolsa, ¡y confía en mí!

Pedro abrió los ojos de par en par, pero decidió creer. Le cosió las botitas y le dio al gato una bolsa de cuero. ¡Y así comenzaron las increíbles aventuras del Gato con Botas!

Con sus botas elegantes y pasos saltarines, el gato salía todas las mañanas, atrapando conejos y patos de los campos para ofrecerlos al rey como regalo del “Marqués de Carabás” — un nombre elegante que inventó para Pedro.

El rey se puso curioso:

— ¿Quién es ese Marqués tan generoso?

El gato guiñó un ojo y dijo:

— Un joven noble, muy amable, majestad.

Mientras tanto, Pedro seguía cuidando la casa, sin saber el plan astuto de su amigo de botas. Un día, el gato supo que el rey saldría en carruaje con su hija, la princesa.

Corrió hacia Pedro y le dijo:

— ¡Rápido! Quítate la ropa vieja y métete en ese lago.

Pedro se sintió extraño, pero obedeció. Entonces el gato escondió la ropa y, cuando pasó el rey, gritó:

— ¡Ayuda! ¡Han robado al Marqués de Carabás!

El rey mandó detener el carruaje y le ofreció ropa nueva a Pedro. La princesa sonrió al verlo — ¡le pareció muy simpático! El gato aprovechó para decir:

— Si quieren conocer las tierras del Marqués, ¡síganme!

Pero había un detalle: esas tierras pertenecían a un ogro muy poderoso y algo malhumorado. El Gato con Botas fue al castillo del ogro y lo desafió con astucia:

— ¿Es cierto que puedes transformarte en cualquier animal?

— ¡Claro que sí! —rugió el ogro, convirtiéndose en un león enorme.

— ¡Guau! Pero apuesto que no puedes convertirte en un ratoncito…

— ¿Ah, sí? ¡Mira!

El ogro se transformó en un ratoncito y… ¡zas! El gato lo atrapó rapidito.

Con el castillo libre, el Gato con Botas llevó al rey, la princesa y a Pedro hasta allá. El rey quedó impresionado y ofreció la mano de la princesa en matrimonio.

Pedro aceptó con alegría, pero solo después de preguntar al gato:

— ¿Y tú, quieres vivir con nosotros en el castillo?

El Gato con Botas sonrió, estiró las patas y respondió:

— ¡Solo si puedo llevar mis botas!

Y así, Pedro, el gato y la princesa vivieron juntos en un castillo lleno de risas, libros e historias increíbles.

Y vivieron felices para siempre, con botas limpias, patitas felices y corazones llenos de gratitud.

🌙 ¿Te gustó esta historia? Descubre otras aventuras mágicas en nuestro blog y sigue haciendo que la hora de dormir sea un momento especial e inolvidable. ¡Buenas noches y dulces sueños!